jueves, 3 de julio de 2008

DIP.AZCOITI . HIPÓLITO YRIGOYEN A 75 AÑOS DE SU MUERTE






Si bien la atención de la inmensa mayoría de los argentinos se encuentra depositada –como corresponde por su magnitud e implicancias- en el conflicto con el sector agropecuario, ello no impide que por un momento hagamos un alto para recordar a quien fuera el primer Presidente Constitucional de los argentinos.





Hipólito Yrigoyen a 75 años de su muerte
Escribe: Pedro J. Azcoiti [*]



Se cumplen hoy 3 de Julio, setenta y cinco años de aquel triste día de 1933 en que la Nación perdiera a ese gran conductor que fuera Hipólito Yrigoyen.


Constituyó Yrigoyen uno de esos hombres que de tanto en tanto se dan los pueblos, como mejor síntesis de sus propias reservas morales y como símbolo realizador de sus mas altas aspiraciones como comunidad humana.
Protagonista y heredero de las banderas levantadas por Leandro N. Alem [de cuya desaparición se cumplió el 1ºotro aniversario] durante los episodios revolucionarios de 1890, supo con la tenacidad propia de sus profundas convicciones, conducir durante una labor pública que se extendió por más de medio siglo.
Ya desde el llano, ya desde el gobierno, encarnó los deseos de justicia y libertad del pueblo argentino, que encontrando en él representadas todas sus aspiraciones y sueños, le brindó con la intuición que no se vería defraudado, su apoyo permanente, el que no pudieron quebrar ni la violencia ni el fraude instaurado luego de su caída del gobierno a manos del golpe militar de 1930.

Nadie como él sintetizó y definió con tanta precisión y acierto los términos en los cuales se planteaba la permanente lucha que desde el fondo de la historia da el pueblo argentino por su emancipación definitiva.

De un lado, todos aquellos para los cuales el país solo es un medio para el beneficio propio o de sus patrones de afuera.
Especulación, corrupción, inmoralidad, marginación popular, exclusión social, son moneda corriente para estas minorías tan bien definidas por Yrigoyen como “el Régimen más falaz y descreído”.

Del otro lado, simple y abrumadoramente el pueblo todo, “ la Causa ”, la Nación misma buscando el camino de su realización.

Y como abanderado de esos anhelos de “reparación nacional”, Yrigoyen y su constante labor cívica tejiendo lenta y pacientemente los hilos que le permitirían arribar con el apoyo mayoritario a la presidencia de la Nación en la primera oportunidad que el pueblo tuvo para expresarse libremente en el cuarto oscuro.
No llegó al poder para satisfacer su vanidad. No era de ésos. Llegó para imponer el credo de la Constitución Nacional como prenda de paz y progreso para todos los argentinos.

Bregó incansablemente desde esa función para la realización del país en la plenitud de sus posibilidades, por la realización del hombre común y anónimo, por el respeto a las libertades esenciales y a las instituciones, por el imperio de la ley.
Supo gobernar en horas difíciles y turbulentas, fue un pensador que asoció a la inteligencia el carácter más tenaz.

Fue sin duda un revolucionario en el sentido mas profundo del término. Por todo ello, porque el pueblo comprendió su esfuerzo, fue que aquél tres de Julio de 1933, a pesar de encontrarse nuevamente en el llano y la adversidad, tuvo junto a él en los momentos finales de su existencia a un pueblo como nunca nadie lo había tenido.
Quizás porque nadie había dado tanto sin pedir nada a la causa popular como él lo había hecho.

Hoy, a 75 años de su desaparición física, todavía Yrigoyen es sinónimo de compromiso popular, de gobierno al servicio del pueblo, de conducta y entrega.

Su nombre no se olvidará jamás, pertenece al patrimonio común de todos los argentinos. Y en cada circunstancia difícil que atraviesa el país, son muchos los compatriotas que vuelven la mirada hacia su figura, como buscando encontrar en ella el camino correcto y la luz que ilumine el futuro argentino.-

[*] Vicepresidente Bloque Diputados Nacionales U.C.R.

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