Opinión
Por Federico Storani
El discurso del día de ayer de la presidente había despertado enormes expectativas. Las mismas fueron defraudadas porque el tono amenazante y por momentos cargado de violencia puso en un segundo plano, incluso el contenido de sus dichos.
El país esperaba que tendiera la mano, que se abriera al diálogo y esto no iba a ser interpretado como un gesto de debilidad.
La reacción que produjo fue contra ese estilo cargado de soberbia que divide a los argentinos, cuando lo que debe esperarse de un gobernante es la virtud de la prudencia.
La tolerancia con el accionar de sus grupos de choque no terminó en tragedia de casualidad.
Es hora que reflexione, que dialogue, que escuche, venimos de demasiada sangre para repetir el pasado.
Federico Storani
Titular de la Cátedra de Derecho Político de la Universidad Nacional de la Plata
Ex Diputado Nacional
Ex Ministro del Interior
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1 comentario:
Adhiero cabalmente a tus palabras. En los personal también sufrí gran desilusión al ver que las palabras de nuestra presidenta enardecía el conflicto en lugar de pacificarlo.
Entiendo que ella debió buscar el acercamiento, que es una actitud más valiente que dividir.
Alejandro Buono
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